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Antifragilidad

cultura liderazgo rodrigo del campo Jul 20, 2020

Rodrigo Del Campo

En 2012, Nassim Nicholas Taleb publicó el libro "Antifragilidad" para mostrar que hay algunas cosas en el mundo que no solo no sufren con los cambios, la incertidumbre, el caos y el desorden, sino que, por el contrario, salen totalmente fortalecidas de ese tipo de situaciones.

La "antifragilidad", según Taleb, no solo implica apertura al cambio o disposición a cambiar, sino que sería la capacidad de un sistema para terminar en mejores condiciones después de pasar por un período disruptivo.

Si bien el mismo Taleb reconoce que el concepto de antifragilidad en los seres humanos y los sistemas sociales es muy probable que se mantenga como algo fundamentalmente teórico pues son sistemas inherentemente frágiles, conviene pensar en la antifragilidad como un ideal que deberíamos buscar o, al menos, trabajar para incorporar en partes de nuestras vidas y organizaciones.

¿Cómo podemos incrementar nuestra antifragilidad?

Una alternativa es considerar distintos escenarios futuros, tanto positivos como negativos, aunque sean muy poco probables y evaluar alternativas de respuesta a ellos, de tal forma que podamos desarrollar capacidades para responder mejor.

El ideal es identificar e incorporar capacidades que nos permitan salir fortalecidos, tanto en escenarios positivos como negativos.

Eso requiere que entendamos muy bien la naturaleza del negocio o actividad en que operamos y que el cambio no necesariamente es bueno o malo en sí.

Marc Andreessen, el legendario creador del navegador web Mosaic y actual socio del fondo de capital de riesgo Andreessen Horowitz (también conocido como A16Z), ha mencionado que "Warren Buffett se equivoca cuando cambia algo que no debería haber cambiado y nosotros nos equivocamos cuando algo que debería cambiar no cambia", refiriéndose a las distintas estrategias de inversión factibles.

Por lo tanto, en cualquier momento dado, siempre estamos haciendo apuestas con respecto a que hay ciertas cosas que no van a cambiar y otras que sí van a hacerlo. Eso es parte de cualquier organización y la actividad empresaria (y la vida, en general) tiene que ver con hacer esas apuestas y tomar acciones que las soporten a lo largo del tiempo.

Las personas mejoramos y desarrollamos nuestra antifragilidad cuando nos preparamos para el escenario contrario a nuestra apuesta e incorporamos capacidades que nos permitan enfrentar positivamente ese escenario, si llegara a suceder.

Como todos sabemos, hay evidencia suficiente para pensar que, incluso los escenarios más improbables pueden terminar ocurriendo.

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