SUSCRÍBETE ↓
CONTACTO

Desarrollo profesional: ¿debo cambiar mi personalidad?

equipos maría josé goycoolea Dec 22, 2022

Como todas las preguntas complejas, la respuesta a esta interrogante también es compleja: la verdad… es que sólo depende de ti.

Evidentemente, el desarrollo en las personas es viable. Si no lo fuera, no tendría sentido trabajar en las áreas de personas de las organizaciones. Sin embargo, el desarrollo no necesariamente requiere que cambiemos nuestra esencia.

Nuestras características de personalidad normal, descarriladores (personalidad bajo presión) y valores/motivaciones definen nuestras acciones, nuestra toma de decisiones, lo que consideramos importante, las necesidades que requerimos satisfacer, la forma en que vemos el mundo y como distinguimos entre el bien y el mal, entre otras cosas.

Como hemos mencionado en artículos anteriores, algunos expertos sostienen las personas no tienen competencias: las personas tienen características, que mapean comportamientos, que -a su vez- mapean competencias. Es así como una característica en particular puede impactar más de una competencia. De hecho, la ambición -que es nuestra fuerza y motor- impacta en más del 75% de las competencias de liderazgo del modelo de Hogan Assessments, con el cual trabajamos frecuentemente.

¿Queremos cambiar?

Por ello, cuando queremos trabajar en nuestro desarrollo profesional, vale la pena plantearse qué es lo que debemos cambiar y si queremos hacerlo, para ser más efectivos en nuestro trabajo y no entorpecer o -simplemente- fracasar en la mantención de relaciones con nuestros/as colegas. 

El único aspecto de nuestra personalidad que es observable y medible objetivamente es nuestro comportamiento, el que luego se convierte en reputación. Cuando queremos cambiar la percepción que otros tienen de nosotros/as, lo que debemos modificar es nuestro comportamiento percibido. Lo anterior no implica cambiar mi personalidad, sino hacer modificaciones en aquellas cosas que hacemos (y que otros ven) que no me permiten ser efectivo en mi puesto de trabajo. Es decir, si una persona tiende a ser irritable (estabilidad emocional baja con temperamento inestable), es altamente probable que sea percibido como “enojón y difícil de agradar”, por lo que la gente tenderá a evitarlo/a y a no desarrollar lazos de confianza con él/ella. 

El Cambio y la Autoconciencia

Sólo cuando nos damos cuenta que estas actitudes y acciones nos meten en problemas con otras personas en nuestro trabajo, podemos hacer algo al respecto (generación de autoconciencia). No obstante, siguiendo con nuestro ejemplo, tener estabilidad emocional baja, también tiene cosas positivas. Por ejemplo, las personas que tienen bajos puntajes en esta escala de personalidad tienden a ser muy apasionados, a trabajar con mucho sentido de urgencia y son muy hábiles leyendo las potenciales amenazas que existen en el ambiente.

Por lo tanto, es posible que una persona no quiera cambiar este aspecto de su personalidad (su esencia), aunque ello no sea funcional en su rol. Y es que -laboralmente- es más relevante que modifique su comportamiento percibido, a que cambie sus características individuales de personalidad. Por ejemplo, cuando le traen un problema a este individuo, él/ella puede seguir sintiéndose irritado/a, querer gritar y ser emocionalmente expresivo/a, pero -en el momento- también puede darse cuenta que ello no le es beneficioso en la relación con su interlocutor y decidir no actuar basado en esos impulsos más espontáneos. Las ganas que tengo de explotar las voy a seguir teniendo, pero me voy a contener porque le veo el beneficio de no hacerlo. A esto le llamamos compensar

El tema es que si los cambios no son sostenidos, o sea, si no lo hacemos repetidamente durante un largo lapso, es probable que no sea percibido por las personas del entorno y -por ello- no cambie su percepción sobre mí (reputación). Y nuevamente… si los demás no lo ven, no sirve de nada.

Muchas veces, cuando un comportamiento es sostenido en el tiempo, pasa a piloto automático. A esto los norteamericanos le llaman “fake it ‘till you make it”. Este aforismo inglés sugiere que al ejecutar una conducta repetidamente, una persona puede incorporar estas cualidades en su vida real y lograr los resultados que busca. Cuando es así, las personas suelen hacer un cambio en su personalidad, sin embargo, esto normalmente esto lleva su tiempo.

Suscríbete a nuestro NEWSLETTER

Recibe artículos, entrevistas y videos con información relevante sobre cómo construir la Efectividad Organizacional en tu organización, además de noticias sobre nuestros eventos, talleres y webinars.