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Personas ¿qué nos dejó el 2022?

liderazgo maría josé goycoolea Jan 05, 2023

Como siempre lo hacemos en esta fecha, en un espacio de confianza, nuestra familia hace un balance de los altos y los bajos que nos trajo el año que nos deja. Y sí, este 2022 no está exento de esta tradición. Por supuesto, como es habitual, también llegamos a la conclusión que esta nueva vuelta al sol se vendrá cargada de emociones y desafíos energizantes. 

Poco a poco, vamos asimilando la pandemia y el tan temido Covid se va convirtiendo en una más de las preocupaciones de nuestras vidas, que constantemente amenaza con dispararse de forma impredecible. Sin embargo, ya podemos caminar libremente sin mascarillas (salvo en los establecimientos de salud), reunirnos en grupos grandes con menos (o sin) temor, ir a conciertos (¡que pucha que me gustan!), entre otras actividades. Parece tan extraño que hace tan sólo algunos meses, aún no vislumbrábamos la posibilidad de hacer esto en nuestro horizonte cercano.

Las experiencias vividas en 2022 tuvieron múltiples complejidades y variadas características: aunque no tuvimos confinamientos, durante una gran parte del año nuestras narices y bocas estuvieron confinadas al accesorio más popular de los últimos tres años: el barbijo, el tapaboca, la “fase mask”, etc. La liberación de la mascarilla marcó un antes y un después de la tan mencionada nueva realidad. Algunos de nosotros -los más cautos- nos la sacamos con algo de temor y -quienes son más arriesgados- terminaron de sacársela como los graduados al final de la ceremonia de fin de su carrera académica.

Lo que aprendimos: ¿una nueva realidad?

Sin embargo, tampoco regresamos completamente a la antigua realidad

Hay grandes aprendizajes que quedaron marcados, en especial para quienes trabajamos en las áreas de gestión de talento, como por ejemplo, que las personas pueden ser efectivas sin tener un jefe encima controlándolas frente a sus ojos. Nos dimos cuenta que los/as colaboradores/as pueden trabajar en base objetivos y que no porque estén en sus casas están relajados viendo series en alguna plataformas online.

La soltura que estos pasados doce meses nos dieron, en comparación a los dos años anteriores, nos ayudó a entrenar el músculo de volver a la sociabilización. Sin duda, nos debatimos entre la eficiencia de tiempos y desplazamientos, y tener que salir de nuestra zona de confort para enfrentarnos nuevamente a las situaciones de interacción social que nos permiten tener vivencias y experiencias diferentes. Y lo fundamental de ello es que tienen un fuerte impacto sobre cómo tomamos decisiones sobre personas, proyectos y el rumbo de una organización en general.

El 2022 nos enseñó a confiar, a empoderar y a apoyar el crecimiento y desarrollo de los miembros de nuestros equipos. Nos enseñó a soltar aquellas cosas que antes supervisábamos -quizás incluso- por costumbre. Hoy somos todos/as más autónomos/as pero tenemos que demostrar que merecemos esa autonomía, que sabemos responder y que debemos ganarnos esa confianza que nos ha sido depositada.

Desafíos futuros

Quienes trabajamos de forma remota o híbrida, hemos ganado en calidad de vida, evitando traslados innecesarios, tiempos entrampados en tráfico, en general, flexibilidad de tiempo y espacio, etc. Pero tenemos (y tuvimos en pandemia más aún), grandes desafíos internos, faltas de espacio, inestable conexión a internet, poca privacidad, temas difíciles de convivencia… y bue… ¿quién no tuvo algún dolorcito de convivencia durante el confinamiento?

También están quienes nunca dejaron de trabajar de forma presencial. Todas aquellas empresas con operaciones, plantas, industrias, en especial las empresas de logística, hospitales, supermercados, farmacias, instituciones de seguridad, entre otras, fueron -y siguen siendo- los principales actores de la presencialidad.

Eso sí, aprendimos que los/as trabajadores/as o colaboradores/as son personas, que tienen familias, espacios limitados, niños/as, mascotas, que algunos/as viven con personas mayores, en casas o departamentos de distintas dimensiones, que tienen familias de distintas composiciones, colores y tamaños, entre otras miles de alternativas. Nos dimos percatamos que existen muchísimos tipos de familias y que cada hogar tiene sus ventajas y sus dolores. 

¿Cómo afecta nuestra personalidad?

No todos/as reaccionamos de la misma forma a estos estímulos. Hay quienes tienen sociabilidad alta y fuertes motivaciones sociales, como lo son el altruismo y la afiliación. Esos somos quienes nos volcamos a las calles a tomar cafecitos con los/as amigo/as y colegas. 

Sin embargo, quienes tienen menores niveles de sociabilidad, una baja motivación por la afiliación y un descarrilador reservado alto, no estaban tan entusiasmados con volver a la presencialidad, pues estaban muy a gusto en casa, detrás de una pantalla, a veces con la cámara apagada, o incluso detrás de su mascarilla (aun cuando no era necesaria).

Pero tener sociabilidad alta o baja, no nos hace mejores o peores trabajadores/as. Nuestras características de personalidad definen nuestro comportamiento y la percepción que tendrán los demás de nosotros/as (reputación), porque lo que “hacemos” es observable y -por ende- medible. Nuestras características también nos indican aquellas cosas que nos resultan más fáciles de hacer o los comportamientos que desplegaremos de forma más espontánea.

Como hemos comentado muchas veces, todas las personas tienen potencial y talento, lo interesante es descubrir para qué y cuáles son sus motivaciones, con el fin de poder ayudarle a desarrollarse, ser más efectivo/a y feliz en su trabajo. Y sí, eso se puede medir científicamente. 

No lo olvidemos nunca: desarrollar a otros/as es signo de un buen liderazgo.

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